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Monday, June 25, 2012

Maniquíes: tendencia que representa el simulacro de la mujer venezolana


La ciudad de Caracas ofrece actualmente una gran diversidad cultural, la cual sólo se puede percibir si se hace un recorrido exhaustivo por lugares que no necesariamente están de moda, sino que están en vías de serlo. 

Haciendo un recorrido por el Boulevard de Sabana Grande se puede notar que a pesar de ser un lugar muy transitado y popular diariamente por un número incontable de personas no se le da el reconocimiento cultural que ofrece y merece.  Antes, ir al boulevard implicaba diligencias y compras. Luego de su reestructuración y remodelación, el Boulevard de Sabana Grande se ha convertido en un espacio de diversidad cultural donde consigues desde ferias musicales, zanqueros, distintos cafés, espacio de recreación para niños hasta arte urbano.

Las numerosas tendencias que existen en este lugar te sorprenden y te invita a permanecer allí, pero una de las cosas que más nos llamó la atención fue ver en las vitrinas de las tiendas un elemento en común: los maniquíes. 

 Antiguamente la utilización de los maniquíes se limitaba a ser un gancho para exhibir las prendas que estaban en venta. Eran unicolores, sin cabeza, sin extremidades  superiores ni inferiores y sin senos, sólo se limitaban a las medidas estándares de la silueta femenina.

Con el tiempo las características de estos maniquíes han ido cambiando, se le agregaron extremidades para lograr poses, cabezas y senos del prototipo de mujer estándar, pero al parecer esta transformación se ha exagerado un poco, ya que hoy en día puedes ver fácilmente en cualquier tienda maniquíes con rostros maquillados, cinturas de avispa, senos que pueden llegar a simular más de 400cc y hasta glúteos de gran tamaño. 


La transformación no sólo se limita a cambios en la fisonomía de la silueta femenina , sino que también se le agregan accesorios para crear un look completo, como pelucas, tatuajes, pintura de uñas y maquillaje. Esta tendencia no sólo se aprecia en las tiendas del Boulevard de Sabana Grande sino que se extiende, en menor escala, por tiendas de centros comerciales caraqueños. 

Los maniquíes existen desde hace mucho tiempo en el mundo de la moda, sin embargo, esta nueva vuelta en la forma de hacerlos y exhibirlos es una tendencia interesante y totalmente entendible en la cultura venezolana. Baudrillard plantea que “las apariencias pertenecen a la esfera de la seducción”, en este caso la apariencia que refleja este nuevo tipo de maniquí es lo que seduce a la mujer venezolana, la cual a partir de finales del siglo XX se ha convertido en una aficionada de la cirugía plástica. 

El concepto de belleza es abstracto y se modifica dependiendo del ámbito cultural. En Venezuela, el concepto de belleza es una mujer con curvas, voluptuosa y exótica, concepto que se materializa mediante la figura del maniquí y que no se adaptaría en un contexto, por ejemplo, europeo u oriental. El simulacro se hace presente entonces en la trasformación de la identidad de la mujer en exuberante y voluptuosa, se busca imitar todo aquel mundo de la cirugía plástica, de hecho muchas mujeres ya son como estos maniquíes, y las que no, desean serlo. 

 Esta  representación estética a través de los maniquís parte de la cuarta ley de Maeda, en donde la materialización del concepto de belleza es lo que compone la metáfora representada estéticamente. La simplicidad en este caso radica en la integración de toda una visión cultural de lo que representa la mujer venezolana: sexual, exuberante y sobre todo latina, en una figura tan simple como un maniquí. 

Una manera de que esta tendencia pueda llegar a convertirse en moda es trabajando el código para armar una comunicación eficiente. Mediante la estrategia de la repetición por recursión  se logra reforzar la idea de un prototipo de mujer, ya que el maniquí es una figura que se puede clonar al infinito y estar en todas las tiendas de Venezuela.

Otra estrategia es la de organizar a partir de una idea. En este caso se compone desde el concepto de la nueva mujer venezolana aficionada a la cirugía plástica. Justamente fue este concepto el que las tiendas entendieron, el cual es el que compone las variables que maneja las exigencias del cliente, de aquí parte la decisión de colocar este tipo de maniquís es sus vidrieras con el fin de tener el control de su meta: vender. 

Al cambiar la figura tradicional del maniquí, se transforma a la vez, la perspectiva de la audiencia  a través de un transcódigo que convirtió algo tan clásico y básico como un objeto para exhibir prendas de vestir, en una red de códigos que engloba todo lo referido a un estilo que se ha desarrollado a lo largo de los años y que  cada día se hace más fuerte y evidente en la cultura venezolana.





Análisis por Diana Castro, Ma Alejandra Córdova, Alysson Leal y Jéssica Viloria.